frasecita

jueves, 5 de abril de 2012

La magia de los sencillos

El reloj ya habia pasado las doce de la noche, había nacido un nuevo día y con él una nueva experiencia. La magia de Gandia parece concentrarse caprichosamente en su estación de tren y autobús, quizá con la esperanza de acompañar a algún viajero en su viaje, o tal vez con la sencilla intención de entretener a los que allí hacen la tediosa espera. Lo que os voy a contar pertenece a la segunda posibilidad.
Esperaba el autobús con unos amigos para viajar a Granada estas vacaciones, el cansancio del día me había hecho saludar a mas gente de la necesaria y acabe saludando sin querer al protagonista de mi historia, Diego, un hombre que esperaba poder conseguir una de esas plazas sobrantes en el autobús, afirmando no saber que debía comprar un billete con antelación para poder viajar, desencadenante de una conversación en la que me contaba sus desventuras para lograr conducir un camión de la basura en su pueblo para conseguir un buen sueldo, llevándole a cruzar medio país para conseguir sacarse los carnets oportunos y lograr su objetivo. Sin embargo, esto no es lo impresionante. Lo que nunca olvidaré será que, con 50 años, no sabía leer ni escribir, algo necesario para sacarse el permiso de conducir, y para lograr su deseo aprendió durante dos años de forma intensiva, apuntándose a clases para adultos y logrando, a través de repetición, una de las más maravillosas caligrafías que he visto en mi vida. Más aún, en su ahínco de aprender, ha logrado aprender de 'pe' a 'pa' distintas legislaciones que le afectan directamente en su vida, llegando a ponerlas en práctica; tal era su amor por aprender que ha afirmado que llegará a sacarse una carrera. El hombre me hablaba maravillado sobre sus logros y yo no podía dejar de escucharle, ansioso por un gran final que nunca llegó puesto que, por suerte o por desgracia, llegó el autobús.
Desde aquí deseo mucha suerte en la vida a Diego, y le doy las gracias por mostrarme la magia que aún existe en este mundo, haciéndome ver que no esta todo perdido y que, si sabemos mirar por los rincones encontraremos razones para vivir.

1 comentario:

  1. No solo en las estaciones de Gandía existe esta concentración, no tan caprichosa como parece. Algunas personas son quienes traen la magia, y dejan parte de ella en estos lugares. No es necesario si quiera entablar conversación, simplemente obversa las historias que se desenvuelven alrededor.
    Hace tiempo, cuando todavía tenía a Azorín reciente, se me ocurrió un relato, que sucedía en la estación de autobuses de mi pueblo. Es uno de los textos que tengo pendientes.

    Como deseo final de este comentario, me gustaría que en este mundo hubieran mas Diegos, o al menos los que hay, que triunfen, y sus triunfos inspiren a la humanidad.

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