frasecita

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Sin vivir un sueño

Te despiertas por la mañana. Si tienes alguna obligación te levantas, y la cumples. Incluso aunque no sea muy obligatorio, con una fuerza de voluntad grande te obligas a levantarte. Pero no hay ilusión, no hay una sonrisa en tu cara, te cuesta sacar fuerzas.
Vives la rutina, y cuando no hay quehaceres, pasas el tiempo con alguna actividad más o menos entretenida, incluso quizás útil. Pero no hay ánimo, ni energía apenas. No hay metas.
Puedes recordar algún día en el que te hayas levantado casi sin dificultad, con muchas ganas de hacerlo algo, o de que llegue algo. Disfrutas de todo lo que viene antes, hasta lavarte la cara o tener que coger un bus que parece una lata de sardinas (con su olor a sudor). Y da igual lo que te cueste, hasta que no lo consigues no descansas y no desaparece tu buen humor, ni ante la adversidad.
Acabas preguntándote "¿Por qué ahora no? ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha cambiado?", y te das cuenta de que nada te motiva, nada te llama, nada de anima, nada te hace moverte. Puedes pasarlo en grande con tus amigos, vivir un amor correspondido, tener una vida fácil y cómoda. Estar bien.
Pero no vives un sueño. No vives tu sueño. Y por muy bien que esté todo a tu alrededor, no sientes la magia, porque no emana de ti. Hay que encontrar esa meta en la vida, cuyo camino nos da la felicidad, y comenzar a recorrerlo con ilusión y esfuerzo. Y entonces tendremos ganas de levantarnos todos los días, nuestro trabajo se verá recompensado, y salvar la adversidad no será un mero instinto de supervivencia, será la satisfacción de haber hecho lo que soñamos hacer.